domingo, 30 de octubre de 2011

Intereses

El dedo se deslizaba suave e irremisiblemente por el mando a distancia hacia el botón rojo. Él no quería, pero como un alcohólico voluntarioso frente a una botella de Johnnie Walker, lo acarició con delicadeza, hasta que un sonido como de cristales rotos inundó la habitación y le indicó que el aparato estaba encendido.
Así empezaban, y terminaban, casi todos los días de su vida. Lo que saliese en la pantalla, ya fuesen comunidades de vecinos excéntricos o pueblos de amarillos habitantes, poco importaba ya. Sentado y con las rodillas plegadas sobre el cuerpo, miraba la televisión sin verla, preso de no se qué abrumadores pensamientos reflejados en su cara de probador de vinagres. No sabía qué quería hacer con su vida pero sí sabía que le gustaría vivir, al menos, hasta que la vida le interesase.

domingo, 23 de octubre de 2011

Gente nueva

Habían quedado a las siete y ella, como siempre, se retrasaba. Él había dejado su teléfono móvil en casa para evitar así un arrepentimiento de última hora en clave de SMS.
Se entretuvo observando el Café. Era de una cadena de esos que ahora llaman Coffee Shop (en el sentido menos tulipanesco de la palabra) y en el que ya había estado una vez, en muy diferentes circunstancias. Le gustaba aquel sitio donde se juntaban a merendar la pareja de jubilados desafiando a su diabetes y las colegialas disfrutando de su viernes, sin olvidar a los adictos al Internet con sus MacBook bajo el brazo.
- ¡Te he mandado un mensaje a las seis diciéndote que llegaría media hora tarde!
Se conocían bien. Tres años en la residencia de estudiantes habían forjado una amistad que ahora, viviendo por separado, tenía que conformarse con una merienda algún que otro viernes.
Antes de que les pusieran los gofres ya lo habían hablado casi todo. Cuando ella atacaba su bola de helado de dulce de leche, preguntó:
- ¿Has vuelto a ir?
Él había preferido el turrón. Era octubre, pero el Corte Inglés le había contagiado la avidez por el anticipo de la Navidad.
- Voy a veces, a jugar al fútbol.
-¿Y cómo está aquello?- inquirió ella.
- Tan solo es gente nueva viviendo en nuestra casa.